lunes, 31 de diciembre de 2012

EL ORIGEN DEL UNIVERSO






¿El origen del universo?
Un pensamiento es la fuente de un universo,
Pero en la Consciencia infinita
Se contienen todos los pensamientos
Y todos los universos posibles.

De la Mente infinita surgen constantes
Los pensamientos,
Y hay muchas clases de pensamientos;
Los pensamientos son ideas
Que cuando se expresan a través de la palabra
Se hacen realidad,
Por eso se dice que al principio era el verbo, la palabra,
La palabra es la voluntad de que algo sea.

En verdad, incluso antes de que un pensamiento surgiera
Su realidad ya estaba contenida en la Mente infinita
Como potencialidad y como acto,
Ambas cosas al mismo tiempo,
Pues en La Consciencia infinita caben esta clase de paradojas
Las que para la mente humana no se explican ni se comprenden.

A la voluntad de que algo sea se le llama creación.
Y en ese sentido podemos decir
Que la Consciencia o Mente infinita
Creó nuestro universo.
En realidad, no uno sino infinitos universos.

Hay muchas formas posibles de crear universos,
También distintas maneras de entender
Lo que es la creación de universos,
Y todas son válidas, porque todas ellas
En cuanto pensadas caben en la mente infinita.

Un universo bien puede ser el “hijo” de otro universo,
Un universo puede nacer perfectamente de otro universo,
Del mismo modo que de la semilla de una planta
Nace otra planta de iguales características.
Y esa semilla luego empieza a dar sus frutos.

La semilla podría ser la primera expresión de la materia,
Y ahí caben perfectamente las famosas cuerdas y supercuerdas
De las que hablan los cosmólogos.
Todos lo frutos que en ella estaban contenidos
Empiezan poco a poco a extrovertirse,
A desplegarse en las múltiples posibilidades que contiene,
Y así vemos como aparecen el átomo primigenio
Con su respectivo Big-Bang,
Y luego las partículas elementales
Los átomos, las moléculas,…
Y así sucesivamente hasta llegar… a las galaxias
Y a los universos enteros, y…
La expansión del universo es una realidad,
Que le ocurre al nuestro.
Nuestro universo bien puede ser el origen de nuevas semillas
Que harán que surjan otros universos.

En la Consciencia infinita cabe todo.
Pero sólo si uno se abre y cree puede intuir,
De lo contrario siempre se levantarán muros infranqueables.
Tenemos la inmensa suerte
De que nuestra consciencia forma parte de la Consciencia infinita
Y esto nos abre el campo de visión,
De otro modo jamás veremos nada, o mejor,
Sí que veremos, pero sólo “cachitos”, fragmentos de realidad,
Pero los fragmentos no explican el Todo, ni su dinamismo,
Por eso, o te rindes y te abres a lo que Es
O esto se vuelve muy complicado y siempre incompleto.


domingo, 30 de diciembre de 2012

MIS DESEOS PARA EL NUEVO AÑO 2013

Que nos demos cuenta de que el Amor es la única salida para el sufrimiento y el vacío que muchos seres humanos experimentan. El amor concreto hacia todo lo que es, las personas, las cosas y todas nuestras circunstancias, y el amor al Fondo y Fuente que todo lo sustenta y en lo que todo existe.

Que nuestro corazón se una al pálpito de todos los corazones de los seres humanos sin excepción, y pongamos allí desde nuestra intención más elevada el fluir de nuestro amor, la acogida y la comprensión.

Que sintamos que nadie está separado de nadie y que lo que a otros les pasa es a nosotros mismos a quienes nos ocurre.

Que ninguna religión excluya ni separe y que todas se unan soltando sus diferencias y rindiendose a la suprema espiritualidad que es la del Corazón y el Amor Universal.

Que los políticos dejen de ser partidistas y se vuelquen por encima y dejando de lado sus banderías al servicio de los demás.

Que todos comprendamos que estamos aquí en este mundo para hacer felices a los demás y no para servirnos sino para servir.




SI QUIERES DE VERDAD SER FELIZ

¿Quieres ser feliz?. Esto es más facil de lo que la gente que se cree, de tan sencillo que es no se llega a ver, perdidos entre las grandes preguntas y buscando las rebuscadas respuestas se nos escapa y pasa desapercibido lo esencial.

¿Quieres de verdad ser feliz?, pues vas a ver lo accesible que resulta para ti y ya, a partir de ahora, no tienes que esperar nada especial. ¿Que qué es lo que tienes que hacer?. Ama a quien está junto a ti, sonríe a quien pasa por tu lado, si alguien te pide ayuda ayúdalo, se amable con todo el mundo, no te quejes, en vez de pedir da, se receptivo a las demandas de los demás, y siempre que esté en tus manos evita en lo que puedas el sufrimiento de los otros. Que tu vida sea un instrumento para amar y servir. Nada más, porque si esto lo haces, vivir verás lo sencillo y luminoso que resulta para ti, todo en tu vida se ordenará y clarificará, los miedos desaparecerán y las dudas que tenías se resolverán o simplemente se evaporarán.

jueves, 27 de diciembre de 2012

LA NAVIDAD EN LA CONCIENCIA DE TU SER



Tu vivir como un río se vive,
Y en su discurrir
Nos acerca a ti y a mi;
A veces llora alguna pena,
Pero con frecuencia ríe.

Tu vivir, como mi vivir
Van y vienen como el agua
Entre recodos de tiempo;
Salpica lágrimas
Pero también risas.

Hay nostalgias de plenitud
En tu río y en mi río,
Por eso buscamos el océano lejano
Donde los delfines bailan
Y las ballenas de grandes colas
Se reúnen con sus cantos de misterio.

Mi río ya es océano,
Lo era incluso cuando yo no lo sabía.
Allí en mi río nadan peces
De infinitos colores,
Son las penas o las alegrías,
Las lágrimas o las risas
De las personas que por mi vida pasan.

Pero yo no soy el río, ni los peces,
Ni sus penas, ni siquiera sus alegrías
Que como flores de un día
Se marchitan y pasan.

Yo soy más que río, soy cauce,
Y soy más que océano,
Pues soy el cuenco que lo sostiene.

Las estrellas del cielo se mecen sobre mis manos,
Y los amaneceres son mis sonrisas
Que te dirijo a ti,
Para que te acuerdes de quien eres
Y te veas reflejado en el rostro del Universo.

La Navidad no es algo que ha sucedido
En un punto pretérito del tiempo,
La Navidad eres tu naciendo
A la consciencia de tu verdadero ser:
Eres Cauce, Cuenco y Universo,
Eres, como yo, Dios en ti y en mi.

UN CUENTO DE NAVIDAD


    


            Había llegado yo a casa, era tarde y hacía frío. Como de costumbre, cenamos mi mujer y yo, hablamos un rato, comentamos sobre algunos acontecimientos del día y pronto, pues la noche invernal invitaba a ello, nos fuimos a la cama. Un cariñoso beso fue la antesala de un cálido, placentero y profundo dormir.

            Entonces tuve el siguiente sueño:

“Un señor de cierta edad llevaba de la mano, paseando con él, a un niño de ojos azules, rubito, que tendría unos cinco años, jugueteaban ambos y se reían, se veían muy felices. Se sentaron en uno de los bancos de un bonito parque, y el niño, como ya había hecho otras veces dijo:

            -“Abuelo, abuelo, quiero que me cuentes un cuento”.

            Y, efectivamente, como los deseos de su nietecito eran para el abuelo órdenes, faltó tiempo para que empezara a brotar de su boca, el siguiente relato:

            “Había una vez en un pueblo pequeño una mujer muy hermosa de nombre María, esta conoció a un apuesto y guapo joven que se llamaba José, ambos se enamoraron; y tan grande era su amor que pronto ella se quedó embarazada. Pero como no estaban aún casados y su familia les puso muchos reparos en su nueva situación los dos, a su pesar, tuvieron que buscar en otro pueblo donde no se les conociese una casa para vivir. Y así fue, en estas circunstancias, como nació su primer hijo, luego vinieron más.

            Pasaron, es verdad, dificultades de todo tipo, pues la vida era dura y difícil, pero la sobrellevaron con una cierta deportividad, paciencia y, desde luego, mucho tesón. Aún tuvieron un último hijo, el octavo, cuando ya nadie lo esperaba, que se llamó Andresito. Este fue un niño que pronto se reveló sensible, inteligente y despierto, aunque, con el tiempo, se hizo vanidoso y cargado de cierto orgullo, su principal fuente de problemas, pues desde siempre quiso ser el mejor y sobresalir sobre los demás, por desgracia, y esto era de verdad lo malo, a costa de no aceptarse y quererse a sí mismo, lo cual es la peor de las cosas que a uno le puede pasar.

            Fue pasando el tiempo, Andresito creció y se hizo mayor, Andrés le llamaban ya todos. Fruto de su actitud despectiva se olvidó de los demás, prácticamente sólo existía él para sí, no se percataba de la lucha, el esfuerzo, el trabajo, los sinsabores y los sufrimientos que muchos tenían que experimentar en la vida, así que miraba con cierto desdén a los pobres y a los más desvalidos, a los necesitados y a los que se hallaban solos, a los que no solían “triunfar” en la vida. “Mientras no me pasen a mi estas cosas”, se decía.

            Hasta que un buen día, día de la Navidad por cierto, andando por la calle se encontró en una esquina, sentado, aterido de frío y con la mano extendida, pidiendo limosna, a un pobre anciano que en voz baja le dirigió a él, a Andresito, mientras pasaba por su lado, un entrañable y sincero “feliz navidad, buen hombre”. Pero, Andrés, en sus cosas y como era su costumbre prefirió ignorarlo; aunque esta vez ocurrió algo extraño, muy raro, y es que experimentó un ligero mareo, un vahído que pareció llevarlo al suelo. Entonces, dentro de ese particular desmayo pudo ver de nuevo a aquel hombre de la esquina, pero ahora no viejo ni mísero sino siendo un ángel luminoso, esbelto y radiante, con un traje blanco, precioso, y un rostro lleno de ternura y amor que le hablaba a él como si fuera un conocido de siempre. Se comunicaban sin palabras, no hacían falta, le recordó su pasado y quien era, también le dijo a qué había venido aquí, para qué había nacido, nada que ver, por supuesto, con su talante arrogante y egoísta, y le mostró su verdadero rostro, donde Andrés se reconoció como un ser no menos luminoso y lleno de un inmenso amor, bondad y ternura. El ángel, luego, le acercó una piedrecita que brillaba y que tenía forma de corazón, se la puso a modo de despedida en su mano mientras ambos esbozaban una gozosa y feliz sonrisa…

            Andrés, medio aturdido abrió los ojos tratando de recuperar de nuevo el equilibrio, y manteniendo presente en su mente todo lo que había estado ¿viviendo?, ¿soñando? Dirigió a continuación su mirada hacia la esquina como queriendo encontrar a…, ¡pero allí no había nadie!, ¿dónde estaba el anciano?, ¿habría sido todo una alucinación que él experimentó? Se frotó los ojos, y al hacerlo se dio cuenta de que aún tenía la mano cerrada, la abrió y en ella estaba, para su sorpresa, la piedrecita brillante en forma de corazón…Andrés estaba extasiado, no sabía si llorar o reír, si gritar o callar. Alguien pasó entonces junto a él que le volvió al presente, alguien que le esbozó una sonrisa de complicidad mientras le decía con cierta pícara sonrisa “feliz Navidad”, pero cuando se giró para responderle…”

            Sonó el despertador; ahora fui yo quien abrí los ojos, miré el reloj y comprobé que eran las siete de la mañana, mi mujer a mi lado aún dormía placidamente, no cabe duda de que yo había tenido un bonito sueño, pues empezaron a venirme algunas de sus sugerente imágenes: el abuelo, el niño, un cuento, el anciano,…que así lo atestiguaban. Por otra parte, me sentía realmente feliz, extrañamente feliz, como desde hacía mucho tiempo no lo había experimentado, así que me entraron unas ganas inmensas de comunicar mi alegría y de compartirla, traté entonces de abrazar a mi esposa, pero cuando iba a hacerlo…vaya, me di cuenta de que mi mano estaba aún cerrada como sujetando algo, con fuerza, como para no perderlo, y la abrí, ¡allí estaba de nuevo la piedrecita brillante con forma de corazón! ¡Había sido real, no había estado soñando!

            Besé a mi mujer, me levanté, salí a la calle, y a todos cuantos pasaban junto a mi les decía, brotándome las lágrimas con emoción incontenible: ¡feliz navidad!, ¡feliz navidad!, ¡feliz navidad a todos!...Ya no me importaba si se lo decía a un anciano o a un niño, a un pobre o a un rico, a un conocido o a un extraño, porque para mi todos eran en esencia lo mismo, ya que los podía, por fin, percibir como lo que eran, como lo que siempre habían sido, ángeles vivientes, seres de luz disfrazados de mendigos o de ejecutivos, de sanos o de enfermos, de víctimas o verdugos, de cualquier tipo de personaje que fuera, pero a los cuales y gracias a la piedrecita que yo guardaría para siempre en mi corazón ya no dejaría de reconocer desde el fondo en lo que de verdad son.

            Ahora estaba ya, pues, del todo despierto, no cabía la más mínima duda, entonces...sonó el timbre de casa, fuimos a abrir y allí estaba, espléndido como siempre, el mejor, ¡qué iba a decir yo!, mi nieto con sus papás; Álvaro me cogió como él acostumbra a hacerlo, tomando el dedo de mi mano que sí puede rodear con su manita y me llevó hacia dentro, hasta el sillón donde él sabe que me gusta estar sentado, y mirándome con esos ojos que parece que escruten hasta el fondo del alma me dice: “Abuelo, ¿quieres contarme un cuento que me hable de piedras brillantes en forma de corazón, de ángeles y de…?...”  



           

lunes, 5 de noviembre de 2012

VIDA, TODO ES VIDA


                            

Todo es Vida,
Todo es Dios,
Lo de menos es el nombre,
En realidad lo que uno intuye no tiene nombre,
Es…, es…., cómo diría yo,
¡Es tanto!...; ¿pero qué digo?,
No es cuestión de tanto ni de cuanto,
Es, Eso Es,
Y no hay palabras para expresarlo.

Miras en un trozo de piedra y ahí está,
En una gota de agua,
En una sonrisa,
En un llanto…,
También ahí está.

Rompes la materia en mil pedazos
Y allí la encuentras,
Como en el santo
O en el asesino,…
No importa lo que cada uno sea,
Para nada.
En el anciano y en el niño,
En quien está naciendo
Y en el que se está muriendo,
Vida, todo es Vida.

Ese Fondo siempre
Presente,
Sin cambio alguno,
Expresándose en todo,
No en unas cosas sí y en otras no.
Sólo la mente discrimina y separa.

Todo el Universo está vivo,
Toda la Tierra está viva,
Todo está vivo en la Vida,
Y tú y yo seres viviendo
Desde el mismo vivir
De la Vida
Que somos.

Vida que se sabe vida
En ti y en mí,
Vida que se sabe Fuente
De ti y de mí,
Vida que es tu ser y mi ser
Vida que es el ser de todo.

EN EL AHORA VIDA




Una biografía,
Una historia,
Infinidad de momentos
Vividos,
Recuerdos que se deshilachan
En el tiempo,
Pasado fantasmal,
No existe.

Y ese presente que no es tal
Por ser presente de acumulación,
Demasiado hecho de pasado,
Presente nostálgico,
Presente viejo,
Presente muerto.

Pero hay otro presente
Sin tiempo
Libre de cargas,
Fresco y cristalino
Como una gota de rocío
En la mañana.

Este presente no tiene mochila
Es virgen
Y está hecho del brillo
De cada instante
Desnudo.

En el Ahora el principio del tiempo
Y en el Ahora también el final del tiempo,
Ambos juntos,
Ambos lo mismo.

Sólo vida viviéndose ahora
Sin tiempo
Y sin que nadie reivindique nada
De lo que se está viviendo.

Vida en mí y a través de mí,
Vida Hacedor único
En este ahora real sin pasado ni futuro
Pero sobre todo vivo,
Donde el ego-protagonista se esfuma
Y lo único que queda
Es el bello rostro, no anónimo,
Conciencia absoluta y radiante
En un dulce amanecer.

VIVIR NUESTRAS DECISIONES DESDE EL FONDO




Mi cabeza piensa,
Los pensamientos van de un lado a otro
Sobre lo que debo y no debo de hacer,
Se suceden los juicios, las dudas,
En mi cabeza suceden muchas cosas.

Pero luego o mientras tanto
La vida en mí obra,
Hace lo que ha de hacer.

Posibilidades hay muchas,
Las decisiones finales son las que son,
Y en ellas se reflejan nuestras intenciones,
También la Intención de fondo
De nuestro vivir.

La vida en mi toma forma
A través de la creatividad en mi decidir.
Estoy donde estoy, hago lo que hago,
Todo es la suma de intención, decisión y elección.

Mi conciencia se fija en una posibilidad y la elige,
Pero ¿por qué luego surgen las dudas?
Yo creo que lo mejor es vivir nuestras elecciones
Así como nuestras dudas, como el vivir de la vida en mí.
Ir al fondo de nuestro vivir eso es siempre lo importante
Y así es como saldremos de la esclavitud de la duda,
Del interminable vaivén correcto o incorrecto, adecuado o no.

Si te conectas con el vivir de la vida en ti
Entonces es muy posible que surja la respuesta adecuada
Y también que tu mente no interfiera tanto.
Las circunstancias suelen alejarnos del centro de nuestro vivir,
Es entonces cuando la mente se obnubila y nos liamos,
Pero no habría que darle a esto demasiada importancia,
Lo que si que importa mucho es que una y otra vez
Regresemos a conectar con el pálpito más genuino
Con el que la vida se quiere expresar y ser a través de nosotros.

“Ruidos” hay muchos, de todas las clases
Aprender a traspasarlos y a impedir que interfieran
En la intencionalidad, significado y sentido de nuestro vivir
Eso es lo verdaderamente útil para nuestro crecimiento.

Cuanto más centrados estemos en la verdad de nosotros mismos
Más eficaces seremos en nuestra vida,
Porque entonces nuestra inteligencia, afectividad y energía
Aunarán todo su potencial al servicio de lo que nuestra intención-elección determinen.

domingo, 4 de noviembre de 2012

TU SER




Como una fuente no,
Fuente,
Como un pozo no,
Pozo,
Como un océano no,
Océano,
Como una mina no,
Mina,
Como un río no,
Río,
Como un cielo no,
Cielo,
Como una Luz no,
Luz,
Como un sol no,
Sol,
Como un foco no,
Foco.

Conciencia.

Fuente,
Pozo,
Océano,
Mina,
Río,
Cielo,
Luz,
Sol,
Foco.

Vida.

Fuente de sabiduría
Pozo profundo de energía
Océano de Gozo
Mina inagotable de Amor
Río de existencias
Cielo infinito de Paz
Luz que todo lo ilumina
Sol  que vivifica
Foco por donde se expresa Dios

Conciencia, Vida y Felicidad:
Sabiduría-Inteligencia-
Gozo-Amor-Energía-Potencia,

Resplandor y Presencia de Dios.

VIDA, CONSCIENCIA Y CREATIVIDAD ERES.



Que la vida ruede,
Que la vida siga,
Que la vida sea,
Que la vida fluya.

¡Viva el vivir de la vida!

Que nazcan niños y niñas,
Que nazcan ríos,
Que nazcan libros,
Que nazcan plantas,
Que nazcan cantos,
Que nazcan montañas y peces.

¡Viva el parir de la vida!

Que la vida cante,
Que la vida engendre,
Que la vida construya,
Que la vida escriba,
Que la vida pinte,
Que la vida ore,
Que la vida baile,
Que la vida ilumine,
Que la vida viva.

¡Viva el vivir de la vida!

Alfareros, creadores, artistas somos todos,
Instrumentos-vida de la vida viva,
Hacedores siempre,
Responsables del amanecer constante.

Vivifica cuanto toques
Despierta aquello que duerme,
Resucita de esa muerte tan tonta
Del no saber lo que eres,
Y da siempre paso a la vida.

Vive desde tu ser entero, vive
Sin olvidar tu Linaje,
De hijo de las estrellas,
Del Dios-Fuente Fondo y Manantial,
Fuego vivo que a ti desciende.
Hacedor de universos eres,
También de lo insignificante y pequeño,
Pero sobre todo: Vida, Vida creadora y eterna
Que busca en ti y desde ti hacerse siempre presente.

sábado, 3 de noviembre de 2012

VIDA




Vida
Desnuda
De
Todo
Lo
Que
No
Sea
Vida.

Vida
Donde
Yo
Soy
Lo
Único
Que
Soy:
Vida.

Vida
Que
No
Posee
Forma
Ni
Nombre;
Que
Mira
Y
Se
Asoma
A
Través
De
Mi
En
Todo.

Vida
Que
Juega
A
Vivir
Y
A
Morir.
Vida.

PARA LA VIDA NO EXISTE LA MUERTE


              

De la muerte no sé nada
Sólo de la vida sé;
La muerte está
En la cabeza
De los vivos
Que se proyectan los muy tontos
Como muertos.

La muerte es un invento
Para ciegos
Aquellos que Sólo a medias
Se sienten vivos.
Muertos muertos
Lo que se dice muertos
Son los que ignoran
Que son la Vida,
Vida viva en movimiento.

La vida se vive
En un sentir muy hondo
Del ser que se es,
Mientras que la muerte
Por irreal nadie la vive
Tan sólo se piensa.
Pero los pensamientos pasan
Mientras que el vivir se queda.

Muere el morir
Cuando el vivir aumenta,
Muere la idea
De finitud que se tiene,
Mueren los muertos
Que aún no han nacido
Por no creer en la vida,
Muere el ego,
Y Muere la fantasía
De pensar que se es
Otra cosa distinta
A la misma Vida.

Morirá de ti lo que no es Vida
Las construcciones que hiciste
De todo tipo,
Peo tú, lo único real de ti,
Tu verdadero Ser,
Ese foco de gloria y consciencia
De energía y Amor,
Él, es y será eterno.

domingo, 7 de octubre de 2012

MI NIETO ÁLVARO Y YO


                                                                                            (Cuando faltan pocos días para que nazcas)                                           

Ya ves, te vamos a llamar Álvaro;
¿Te gusta?, lo eligió tu madre
Fue a medias con tu padre,
¿O, acaso, como yo sospecho, fuiste tú
El que muy despacio,
Susurrándolo en sus corazones
Se lo indicaste?

¡Con qué ilusión y alegría te esperamos!
Con unas ganas infinitas de abrazarte,
Estrecharte entre nuestros brazos
Y besarte.

Te siento muy presente y cerca de mí,
Eso me hace sentir una inmensa alegría
Y me produce mucha ternura.
Ahora me toca hacer de “yayo” tuyo, lo sabes,
Como también yo sé que eso te hace feliz.

Te he comprado una marioneta Pinocho, un sonajero
Y un pajarito de barro, de esos de los de antes
En los que se pone agua dentro
Para que imite sus trinos y gorgoritos;
Te harán reír.

De tu yaya, la Lola, ni te cuento,
¡Qué yaya!,
Te comerá a besos,
Te estrujará como a una gominola
Y con su amor inmenso te arropará.

Voy andando por la calle
Y ya noto tu manita de niño
Que cogida del dedo anular de mi mano
Lo estira con insistencia para que me gire y vea,
Divertido y alegre, en complicidad contigo,
Cuan pintada de helado de chocolate
Ha quedado tu carita de payasete travieso.

Jugaremos, y sobre todo reiremos,
Escucharemos el canto de los grillos
Y te contaré historias, y cuentos, de otros mundos
En donde las ilusiones y los sueños se hacen realidad.

Álvaro, recuerda para siempre esa estrella tan bonita
Que hoy ya veo brillar en tu corazón.
Me resultas tan familiar y tan próximo…
Por todo eso me siento inmensamente feliz

martes, 2 de octubre de 2012

LO QUE INTUYO Y VIVO SOBRE LA REALIDAD DE MI SER




           
            Si me miro a mi mismo no puedo hacerlo como si yo fuese un fragmento aislado de algo, me es imposible ver en mi semejante cosa. No puedo verme como un objeto limitado estrictamente en el tiempo y cosificado en el espacio. Me resulta imposible fijar las fronteras dentro de las cuales yo soy lo que soy. Mi ser no admite fácilmente fronteras, en realidad no las tiene.

            Me acompaña constantemente la conciencia de ser y la conciencia dentro de la cual se encuentra todo lo que percibo. Esa consciencia que experimento o que se experimenta en mi como lo que yo soy no está en mi cabeza ni tampoco en ninguna otra parte de mi cuerpo, por lo tanto tampoco en mi cerebro, ni en mis pensamientos, ni en mis emociones. Incluso mis sentimientos que son más íntimos o más míos porque pertenecen a los estratos más genuinos de mi se contienen en ella.

            Me descubro constantemente siendo más, mucho más que este cuerpo cambiante y cualquiera de mis procesos mentales o emocionales, más también que cualquiera de los referentes de profesión, familia, cultura, lugar, tradición religiosa, sociedad, etc., todos caducos, impermanentes y relativos, con los que tantas veces y equivocadamente nos identificamos.

            Mi ser, lo que yo soy, es decir no lo que parezco ser o interpreto con mis distintos personajes, ni lo que otros me proyectan porque creen que soy, mi ser verdadero y esencial está en la base de todo eso y todo es movido por él, es más real que cuantas cosas nacen, crecen, se desarrollan y finalmente mueren. Todo de cuanto en mi puedo percibir como vivo en cualquiera de mis posibles manifestaciones fisico-energéticas, emocionales y sentimentales, de percepción, inteligencia y saber tienen en mi ser su fuente. De tan real que es, sin su existencia nada de cuanto de mi se pueda expresar sería posible, simplemente yo no sería.

            Pero mi ser aunque inaprensible, indefinible e incosificable no es una quimera, no es un mito que uno se apropia para sí, de hecho se puede sentir, notar, experimentar, apreciar. Es todo menos un ente imaginario y virtual; tanto es así que me es posible saberme siendo él, vivir y experimentarme como él, bañarme envuelto en su presencia y, en definitiva, Ser, de manera autoconsciente, autoevidente y directa, desde dentro de Él.

            Eso que yo soy existe y se manifiesta en este mundo a través de nuestros “cuerpos” o estratos de manifestación, desde los más sutiles a los más densos, para realizar su acción creadora. Desde el nivel superior del Espíritu, que es el corazón de nuestro ser, vamos expresando nuestro potencial disponiendo para ello de la totalidad de nuestro cuerpo. Ese espíritu en nosotros es la Fuerza desde la que vivimos y obramos, el Amor desde el que sentimos y nos relacionamos y la Sabiduría desde la cual razonamos, comprendemos y con inteligencia discernimos. Lo veremos ahora escalonadamente, fijándonos en esos “cuerpos” a los que hemos aludido.
                                  

Mis distintos cuerpos

           
No poseo un solo cuerpo, aunque uno parece que sea el más evidente y al que por lo general se le da tal nombre. Si miro en profundidad, puedo distinguir en mí y, por lo tanto, constatar de manera experiencial con relativa facilidad, por lo menos seis maneras bien distintas y hasta cierto punto escalonadas a través de las cuales lo que yo soy se expresa. A esas formas diferentes de expresión del ser en mi en la tradición yogui se les llama también cuerpos (koshas). El más denso es el cuerpo físico, y subiendo hacia arriba profundizando en sutilidad  tenemos después el cuerpo energético, vital o pránico, a continuación el nivel de la mente con sus procesos, luego otro más nuclear, central y genuino donde se encuentra la sede del significado y sentido de la vida individual, y  más profundamente aún, en el corazón del ser, se halla la base y origen de los cuatro anteriores: la consciencia-energía-bienaventuranza. Finalmente, englobándolo a todos, está la Fuente de la Fuente, el Espíritu al que todos nos hallamos interconectados, lo que, en definitiva, somos y todo es, lo que de verdad jamás cambia, el único absoluto.

Tengamos en cuenta que esta división es relativa, funcional y, por lo tanto, imperfecta, pero nos puede servir para entendernos en lo fundamental, que es lo que pretendemos aquí. Para ello, a continuación, nos iremos deteniendo en lo que yo atisbo y comprendo de cada uno de esos estratos de nuestro ser individual; entiéndase, por lo tanto, también así, como el resultado de mi propio esfuerzo de autocomprensión, un esfuerzo por tratar de poner en palabras, las mías, aquello más grande que cualquier concreción verbal, pero a lo que con la ayuda inestimable de la intuición uno quiere llegar. Por otra parte, lo que aquí se expone, en esencia, sigue el esquema que la propia tradición del yoga nos da. Es este un mapa sencillo y orientativo, pero sin el cual va a ser muy difícil, quizás, que avancemos en el camino del autoconocimiento y nos demos respuesta satisfactoria a la pregunta clásica sobre “¿quién soy yo?”, porque lo que aquí se dice forma parte de la respuesta.

           
En primer lugar, el Cuerpo físico.(“Anno maya kosha”)

A mi cuerpo físico lo identifico muy fácilmente, a todos nos ocurre así. Es muy inmediato y directo el contacto que mantenemos con él, sobre todo porque nuestra consciencia se está refiriendo y centrando en él casi constantemente, a través de la atención que tan focalizada se encuentra en sus sensaciones de gusto, tacto, vista, oído y olfato. Quien está absorbido por esta dimensión de sí puede llegar a creer que es su cuerpo y, además, incluso convencerse de que todo empieza y acaba en él y con él; se mueve como no podía ser menos en el plano de la conciencia física y animal.

El cuerpo es un muy buen instrumento a nuestro servicio, ciertamente, la vida en esta dimensión no se podría dar y desarrollar sin él; nos posibilita también un tipo de placer, pero no es menos cierto que por él experimentamos mucho dolor, en ocasiones enferma y al final de nuestra vida muere. El cuerpo con todo su inmenso valor práctico, mecánico y funcional tiene una merma importantísima, él no es su propia fuente de energía, es decir, no se mueve ni actúa por sí mismo, no se autoalimenta, no es autosuficiente; en realidad, es algo inerte que recibe su vitalidad desde fuera de él; no podía ser de otro modo, por cuanto que es esencialmente un compuesto de elementos, atómicos, moleculares, etc., que al final forman una máquina, muy perfecta, eso sí, pero máquina para todos los efectos. En esto se incluye lógicamente al mismo cerebro que tampoco es la fuente del pensar, razonar, deducir, inducir, comparar, etc., sino lo que posibilita que esto ocurra en nuestra dimensión físico-mental, ni es el generador o causa de la consciencia como creen los materialistas.

Lo más grande de nuestro cuerpo es ser el medio o la terminal del espíritu, de nuestro ser; de hecho toda la riqueza de nuestro potencial se precipita y termina expresándose gracias al cuerpo que tenemos, el cual traduce al lenguaje de la cuarta dimensión lo que en dimensiones mucho más sutiles y espirituales somos. Nuestro cuerpo es la cara externa de nuestro ser. Cuando nuestro cerebro está dañado o nuestra mente se encuentra enferma, entonces resulta muy difícil captar la verdadera profundidad de nuestro ser, su auténtica dimensión trascendente, no porque no estén presentes, sino porque la ocultan ante nuestros ojos externos el instrumento deteriorado, de la misma manera que un televisor estropeado o roto distorsiona o no emite la imagen que le llega del centro emisor.   

           
En segundo lugar, nuestro Cuerpo de energía (Prano maya kosha)

También llamado pránico, porque es el prana o energía vital lo que circula a través de nuestro cuerpo físico, haciendo que en él y con él se mantengan vivos y en perfecto estado los componentes que lo forman, además de que se efectúen las actividades orgánicas que lo hacen funcionar para que, finalmente, esté disponible a nuestro servicio y nos podamos mover, relacionar o actuar según nuestros deseos y necesidades.

La energía vital es la misma que hace que nos alimentemos de otro tipo de energías como la solar, la de los minerales, vegetales, etc., pero no viene impulsada ni generada por estas; de hecho toda energía del universo proviene de ella, la energía pránica, que tiene su fuente y se alimenta de la Vida misma, raíz de cualquier existencia y expresión de la Realidad Origen o Consciencia-Amor-Energía, la cualidad esencial del Espíritu Absoluto.

La Vida es Una y universal, lo ocupa todo, se halla en todas partes. La Vida que somos se reconoce no separada en la vida de todo ser. Esa Vida se ve a sí misma particularizándose con su energía pránica a través de la conciencia individual de cada alma.

Esta energía es sutil, a caballo entre la materia física y la espiritual; de hecho, ella hace de puente entre el espíritu y la materia a la que anima. El espíritu que somos alimenta y sostiene nuestro cuerpo físico gracia a ella. Circula y se distribuye a través de conductos o “nadis” muy pequeños, parecidos a los circuitos del sistema nervioso del cuerpo denso, de los que son su contraparte sutil. No se pueden ver con los medios físicos. Se focalizan y concentran en órganos también muy sutiles llamados “chacras” o focos de energía de los cuales se nutren; siete de estos chacras, los más conocidos, se alinean desde la base del cuerpo hasta la coronilla, unidos por un conducto central llamado susumna por el que desciende la energía pránica que al concentrarse y pasar por cada uno de ellos se transforma para hacerse específica en función de las diversas actividades que tienen que desarrollar, de las cuales las más importantes y básicas son: mantenernos en conexión con la energía-Tierra y su fuerza vital, sustentar nuestro impulso y capacidad sexual-creador, enraizarnos en una base sólida de poder personal interior, abrir el camino por donde circula y se expresa el amor-felicidad, establecer formas y vías de interrelación, expresión y comunicación, posibilitar la luz del discernimiento y de acceso a las verdades esenciales y, finalmente, abrir los canales de conexión con la realidad superior.

           
En tercer lugar, nuestra mente (Manno maya kosha)

Yo puedo ver mis pensamientos, todas las funciones de la mente pueden ser percibidas por mí. Recordar y retener información, razonar, darme una referencia identitaria en base a mis historia personal, así como reflejar, sin serla, mi consciencia, del mismo modo que la luna nos refleja la luz del sol también sin serlo, son las funciones más importantes de la mente. Mi mente es percibida por mí como algo independiente de mi cerebro, de hecho así es en realidad; el cerebro es una parte de mi cuerpo, no más, no menos.

Las funciones que realiza mi mente se traducen al mundo de nuestros cinco sentidos y conciencia vigílica gracias a los mecanismos del cerebro, del mismo modo, y como ya dijimos, que una pantalla de televisión o un aparato de radio nos hacen accesibles los distintos tipos de información que se producen no en ellos sino fuera de ellos. Me doy cuenta con meridiana claridad de que yo ni soy mi cerebro ni tampoco mi mente, a ambos los tengo, pero soy más que ellos.

Aún más, las funciones mentales son independientes de mi cerebro, como lo demuestran aquellas personas que se han experimentado y visto fuera de su cuerpo de forma espontánea y estando sanos, de manera voluntaria como se da en bastantes casos (Meurois Givaudan, Robert A. Monroe, Paloma Cabadas, etc.) o en una experiencia cercana a la muerte (ECM). Es un hecho, inexplicable aún para la física clásica que se siente así desarmada con su metodología que para estas cuestiones no le sirve, el que realizamos las funciones mentales incluso después de la muele física.

Como ya estamos viendo, el concepto o idea que teníamos de nuestro ser se va ampliando a pasos agigantados para ir dejando en el viejo desván de las cosas inservibles la idea materialista de que somos tan sólo una máquina controlada por la física y la química.

La consciencia no es fisiológica, es decir, no es ni puede ser generada por el cerebro, ni siquiera puede localizarse en ningún lugar en particular del cerebro, existe, independientemente del cuerpo y del cerebro como muy bien han podido constatar y luego compartir los cientos de miles de personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte. Como señala Pim Van Lommel los campos electromagnéticos del cerebro no son la causa sino el efecto o consecuencia de la consciencia. ( Más información en la obra de este autor: “Consciencia. Más allá de la vida”, Atalanta)
           
Todo esto lo podemos experimentar y constatar también gracias a la distancia que el intuitivo y el practicante de la meditación evidencia entre lo observado que es el cuerpo-mente y el mundo que me rodea y una nueva cualidad más profunda que existe en uno mismo como observador de todo ello. Ese observador no es alguien que reflexiona, compara, fantasea y está lleno de ideas o de imágenes, sí que es en cambio el  testigo o la atención presentes que, siendo parte de la consciencia, “levanta acta” sin implicarse en nada de lo que está sucediendo.

            Cuando me descubro como ese observador aparece un nuevo estrato más profundo de ser diferente a los anteriores, distinto esencialmente tanto del cuerpo como de la mente. Y es que ese observador entre sus características tiene la de posibilitar que nazca un modo muevo de verme a mi y de ver al mundo que nada tiene que ver con la visión que tenía de mi y del mundo desde los cinco sentidos del cuerpo o desde las interpretaciones de la mente.

           
En cuarto lugar, el nivel donde encuentro el significado y sentido de mi vida.( Cuerpo de conocimiento o “vignano maya kosha”)

El observador es el que permite que descubra, porque está unido a ellas, detrás del guión y en una dimensión más honda de mi de mi, estas dos cosas esenciales: significado y sentido; significado porque me muestra una lógica y un plan coherente en el movimiento de mi vida y en todo lo que me acontece que va más allá de la propia biografía personal pero que la engloba orientándola en cada uno de sus pasos, y sentido porque me hace ver que todo mi existir y apunta hacia un origen desde el que parte y en una dirección muy precisa hacia la que me dirijo, comprendo entonces lo que quiere decir “ser en evolución” o ir de la ignorancia a la luz, de la muerte a la inmortalidad o del estar dormidos al despertar. Este saber profundo y superior sobre la realidad de uno mismo y de nuestro devenir se halla presente en este “cuerpo de conocimiento” o núcleo del saber esencial que todos llevamos almacenado en nuestro corazón.


Tanto el significado como el sentido que descubro en mi lo percibo como algo sólido y consistente, con una densidad significativa, capaz de aglutinar una identidad nueva que desplaza a un segundo lugar lo que creía ser desde la visión del ego o desde el mental inferior atado a la personalidad biográfica. Al entrar en contacto con esa otra perspectiva de mí como un centro del que emana significado y sentido, empiezo a reconocerme como alma, o sea, como un ser espiritual.

Como ocurría con mi cuerpo y mi mente, ahora también mi alma es experimentada y concienciada por mi; no como una entelequia, no como una idea, menos como un concepto vacío y en absoluto como una quimera. Yo diría que ahora la voy  percibiendo como más real incluso que mi cuerpo y que mi mente, los cuales de ocupar el primer plano pasan a constituirse en “fondo” de mi percepción, o sea como contenidos de mi conciencia que es la que cada vez más se impone a mi ver como aquello que se halla presente en todo, es decir, lo que ocupa toda la propia visión, porque, en definitiva, ella es la visión misma.

También a través de ella se prolonga la percepción que tengo de mi más allá de esta vida y de este tiempo, bien sea hacia el pasado como hacia el futuro. Porque como alma-consciencia, la vida que yo soy traspasa las fronteras de cada existencia y, por lo tanto, las de la muerte que, esta sí, pasa a ser una irrealidad.

Quien conecta con el significado y el sentido de su existencia está abriendo la puerta que pone  a su disposición la sabiduría intemporal de su ser, y encuentra una clase de saber que no es racional o mental sino que surge de la conexión intuitiva y directa con la Realidad misma del ser. Las grandes verdades sobre el vivir, la existencia, nuestro origen y destino empiezan entonces a dilucidarse.


En quinto lugar, el nivel de la Consciencia-energía-bienaventuranza individuales.(ananda maya kosha)

Es el fondo de todo yo, la raíz de donde surge y se halla lo más yo de mi mismo con lo que me puedo encontrar y reconocer, mi ser como consciencia individual  (chida abasa); es esta Presencia particular e individual que yo soy y que por serlo nunca deja de estar presente en mi. No se refiere a nada de cuanto pueda dejar de ser, a nada de cuanto pueda crecer o desarrollarse porque es completa y sin merma, tampoco a nada que pueda menguar o morir. Ella, la consciencia que yo soy es la realidad primera de mi existir, el foco, fondo y fuente de todo cuanto yo soy, lo más esencial de mi. La soy. Esta consciencia es simultáneamente energía y bienaventuranza infinitas. Esto es mi verdadero ser.

Sé que soy esa consciencia porque la percibo por todas partes en mi, porque experimento cómo me baña, y porque me inunda, una consciencia gozosa y plena, ya que el gozo y la plenitud son su condición. No me he vivido aún como pura consciencia de ser, cierto, pero sí que me encuentro siendo en ella todo yo con todo mi existir cada vez que me siento o descubro ser a través de algo en lo que me proyecto, sea un personaje, una parte de mi cuerpo, un fragmento de mi historia o cualquier otra cosa a través de la que experimento consciencia.

Sé por tod ello, con una certeza que no puedo demostrar sino compartir, que cuanto digo es así, del mismo modo que también estoy convencido de que la Realidad tal y como se puede llegar a vivir sobrepasa con mucho mi apreciación actual, sin quitarle ni un ápice de verdad a ella sino ampliándola, enriqueciéndola y completándola hasta grados aún inimaginables. La intuición y el corazón sabe sin duda alguna que esto es así.



En sexto lugar, el nivel del Puro Espíritu o Consciencia No-dual.

Como colofón, moviendo y posibilitando todo, el Fondo del Fondo, la Realidad Sustrato, Dios, el Espíritu o Conciencia No-dual, El Tao, Brahman, Eso, El Campo Cero, Campo Acásico o como se le quiera nombrar. Aquí lo hemos situado en el nivel sexto (es un decir, claro, pues seguro que hay y lo sé divisiones más completas y complejas), queriendo sugerir que es el más elevado y último, la Fuente de cuanto existe, la Matriz de cualquier posibilidad y Universo, aquello en lo que todo se integra y fuera de lo cual nada es.

En el nivel puro del Espíritu todas las barreras han caído y con ellas las fronteras separadoras, pero no porque las realidades de cualquier clase que sea hayan desaparecido o estén fusionadas en una especie de sopa confusa sino porque cualquier “cosa” en la que nos fijemos es percibida como no diferenciada, es decir absolutamente integrada en el Todo del que surge y en el que se encuentra, más allá de la separación que la mente pueda realizar comparativamente entre los distintos “objetos”. Esta clase de percepción total sólo es posible vivirla y experimentarla en la inmediatez de la consciencia, siendo consciencia, porque ella es precisamente Eso, el Espíritu inmortal.

Copio aquí, lo que hace unos años escribí sobre ese Fondo, el Espíritu Fuente, Lo Divino:


Vivo en el Todo Dios en Todo,

Presencia Real y Viva,
Envolvente,
Que me llena,
Que lo llena todo,
Más Real que cualquier realidad,
Más Vida que cualquier existencia,
Principio
Única medida de todo.
Él es sentido y significado,
Sin Él nada es.

Íntimo e inmenso,
Cercano y trascendente,
Puro Gozo,
Potencia infinita,
Creador y creatura
Vivificador,
De Él todo emana:
Tiempo y espacio,
Lo que fue, lo que ya es y lo que será.

Ante su mirar ninguna pregunta,
Sólo el fuego
Llama de amor viva
En el corazón.
Todo es sagrado
Adoración.

Me contiene
Soy en Él,
Me inunda,
Mi particularidad eleva,
La abraza
Con los Universos.
Me aguarda
Como posibilidad infinita
De ser
En Creatividad sin límites.

Sin Su Fondo no existo,
Sólo Soy si Él es,
Y Él Es si yo Soy.
Ser, Realidad, Existencia, Dios
Lo mismo.
Yo soy forma, expresión y extensión
De Eso.

En Dios vivo,
Me muevo y soy.
Frente a la mente que duerme
Impulso de Despertar
A la conciencia del Amor, de la Inteligencia, de la Energía,
Del único Poder que como tal se muestra,
El de Dios en mí,
El de Yo en Él.

Algunas experiencias personales muy vívidas relacionadas con lo expuesto


Perdóneseme ahora el que personalice un poco más, al hacer alusión a unas vivencias que tuve, que por su significado y la información que me aportaron, tal vez contribuyan, y por eso las traigo, a que se entienda el por qué de mi atrevimiento al afirmar, asumir y alinearme con tantas certezas sobre realidades muy profundas y trascendentes. Yo mismo me sorprendo de ciertos convencimientos que tengo y que si no nacieran de mi ser no tendrían explicación posible.

Esto que creo y que en mi creer siento se corresponde con mi vivirme más sutil e íntimo, lo que para muchos materialistas no dejaría de ser más que pura subjetividad, entendida por ellos como algo de poco valor si se compara con la demostración objetiva; asunto de creyentes e intuitivos, dirían.

Hay que decirles entonces que esta subjetividad que ellos aducen en nada es fantasiosa sino sentida, vívida y experiencial, muy objetiva por cierto, añadiríamos, porque se trata de una forma inmediata y directa de encuentro con un tipo de realidad que no se corresponde con la del mundo de los cinco sentidos físicos ni de la materia, y que constituye, por lo tanto, no una manera menor de conocimiento, sino, por el contrario, una prueba muy valiosa y directa, para mi contundente y total, sobre la consciencia, no registrable evidentemente por los viejos métodos empíricos de la ciencia clásica.

Estamos hablando de una forma de percibir no mental sino desde el ser,  y a la que cada vez son más los seres humanos que se abren, con la ventaja inmensa que ello da de poder compartir nuestras experiencias, que por cierto son muy universales, de todos los tiempos, y progresivamente más y más asumidas por la nueva ciencia, la “ciencia con conciencia” que diría el gran físico cuántico Amit Goswami.

Como dijo Carl Jung, el famoso psiquiatra y discípulo de Sigmund Freud cuando describe lo que experimentó y vivió durante una ECM que tuvo tras fracturarse un pié y sufrir un infarto de miocardio poco después: “Resulta imposible resumir la belleza y la intensidad de las emociones durante estas visiones. Es lo más tremendo que nunca haya experimentado. Nunca imaginé que una experiencia así pudiera acontecerme. No fue producto de mi imaginación. Las visiones y la experiencia fueron totalmente reales. No existió nada subjetivo, Todo poseía la cualidad de absoluta objetividad” (C.G. Jung, “Recuerdos, sueños, pensamientos”, edit. Ciencias humanas).

Y ahora ya, relato mis experiencias:

1.- Tuve la fortuna, digámoslo así, y la dicha también de vivir un día, sin esperarlo y durante una meditación, lo que yo definiría como el descenso sobre mi de la luz, el amor y el poder supramental; experimenté, sin duda alguna, la visión y el contacto con la conciencia-energía divinas; he dicho bien, sí, el descenso, porque así lo viví, de lo más sobrecogedor, impactante, rotundo, poderoso y vivo que se pueda imaginar.

“Eso”, como una lengua de fuego y a su vez más fuego que el fuego, de luz y de vida, como lava encendida surgiendo imparable y viva como de la boca de un volcán y descendiendo, con su poder rotundo, más de fuego más vivo que la vida, más oro que el oro fundido y encendido, tremendamente consciente, porque aquello era a su vez consciencia, consciencia pura diría yo, que me hizo sentir y experimentar durante unos infinitos e intensos  instantes el corazón-foco-fuente de lo divino, lo sagrado y sublime penetrándome, porque así ocurrió, atravesándome de arriba abajo, con la fuerza y rapidez de un rayo, lo Absoluto presente, allí estaba todo, intensamente todo; algo que yo jamás había visto ni sentido antes, con esta arrebatadora potencia infinita que aparecía a mi, a mi visión interior, desde el núcleo de Lo Real mismo.

Uno sabe cuando ocurre que esto era así, lo más lejos que se pueda pensar de lo imaginado, incluso yo diría, y sé que digo verdad, que es lo más real que he experimentado en mi vida, y aquello en lo que más consciente me sentí jamás.

Aquella, como lengua  de lava de oro encendida, de una viveza e intensidad supremas -siempre sentí y supe entonces, sin el más mínimo resquicio de duda alguna, que lo que experimentaba era Lo Sagrado-Divino- saliendo del más vivo volcán, que no quema sino que te arroba y hace que te rindas en una entrega total, sin reserva de ninguna clase, ni siquiera de la propia vida; “mátame si quieresme surgió espontáneamente y sin saber por qué, un mátame que yo comparo, es un decir, claro, para tratar de hacerme entender, a quien se adentra, sin condición alguna, en un orgasmo absoluto aún a costa de perder en ello cualquier vestigio de personalidad humana o de ego. Se trata de un rendimiento total y sin reservas de ninguna clase, te das todo entero a Eso, y que pase lo que tenga que pasar. Esto me hizo sentir de manera inmediata y  directa lo que es la Vida Viva, la Vida Misma, el Más Poderoso Poder, la Fuerza que a toda fuerza supera, Lo divino en sí, que es como en realidad lo experimenté; y todo ello, dentro de la más gozosa paz, seguridad, y viveza de la que se pueda hablar.

Sólo unas lágrimas de gozo inmenso rodando por mis mejillas me acompañaron en el momento en que abrí los ojos; ellas eran mi mejor testigo. Aquello era inmensamente íntimo y sagrado, ni siquiera me salía contárselo a nadie por el infinito respeto que me causaba la grandiosidad (¡qué vulgares e inadecuadas resultan las palabras!) de lo vivido; sobre todo lo tenía que conservar en mi corazón, como ha sido ha sido. Han pasado ya muchos años de esto.

 Estoy seguro de que cuando se experimenta algo así, y a mi me pasó, además de considerarlo como el mas grande e inmerecido regalo que jamás he recibido, no sé aún por qué me tuvo que ocurrir, y que el Universo me brindó, trastoca nuestras percepciones y perspectivas sobre muchas cosas y, por supuesto, hace que tu conciencia sobre la Realidad Última y Lo Divino cambien ya para siempre. Tal visión-experiencia, de hecho, ya no te abandona jamás, está fresca y muy presente casi como en ese día en que aconteció, y ello a pesar del tiempo transcurrido, quedando incorporada y formando parte para siempre incluso de tu propia identidad.

2.- Después de esta tuve otra experiencia en la que pude ver, yo digo que con los ojos del alma porque los físicos los tenía también entonces cerrados en estado de meditación, todo los canales sutiles del cerebro por donde circula el prana; fue una visión instantánea y muy clara de los infinitos circuitos que lo recorren formando a modo de una malla perfecta, vi de este modo todos los canalículos que lo formaban encendidos y brillando en una luz que relacioné enseguida con la de la de los tubos de neón. Lo que vi eran los nadis perfectamente identificados y descritos dentro de la tradición yogui, los cuales vienen a ser una contraparte sutil de la red del sistema nervioso, pero sin que se confundan con ella, y  que recorren todo el cuerpo humano constituyendo el armazón o estructura sutil del llamado cuerpo pránico (pranamaya kosha), al que ya nos hemos referido con anterioridad.

3.- En otro momento experimenté lo que es la Vida Una, ese saber que sabe y que se vive de que no hay diferencia entre la vida que yo soy y la vida que vibra en cualquiera de los demás seres: pájaros, plantas, personas, etc. Me pasó al estar contemplando un olivo durante un paseo; de repente, me encontré con que la vida que yo veía-sentía del olivo y la vida mía eran la misma vida, no mi vida y la del olivo, sino una sola vida, yo vivía en la vida del olivo sin dejar de ser mi propia vida. Curiosamente, la consciencia que yo tenía de mi como un centro de percepción individual no desapareció, era Yo quien sabía y ese yo en mi permanecía.

4.- Años más tarde viví un estado de consciencia en el que experimentaba de manera directa la maravillosa dicha de ser, el puro gozo de existir, y eso independientemente de la circunstancia en que me encontrase, paseando, trabajando, en casa, en cualquier lugar, era un estado de plenitud que sobrepasaba toda mi historia personal, todos los pensamientos y también las posibles interferencias egóticas que prácticamente no aparecían. Desde ese estado sabía en un saber que surge del mismo contacto directo con aquello que se sabe, más allá por lo tanto de lo racional-mental, y sin el más mínimo resquicio de duda, que todo era Vida, que sólo la Vida es real y que la Vida estaba presente en todo; esta sensación me acompañó un mes aproximadamente, luego la mente empezó a intervenir con sus preguntas y sus dudas que me sacaron poco a poco de esta maravillosa situación.

5.- Durante esos días desapareció en mi absolutamente cualquier temor a la muerte, es más, esta no tenía cabida para nada dentro de la comprensión-experiencia que yo estaba teniendo de la realidad; desde cualquier punto que la mirase la muerte era vista por mi como algo fuera de lo real, metafísicamente imposible en donde sólo existía y todo era Vida. Eso lo sabía-vivía desde el corazón  del saber, es decir, desde el fondo de mi propio ser que es justamente lo que entonces vivía como bienaventuranza, dicha y gozo absolutos. Estaba en contacto o viviendo desde Ananda maya kosha, el cuerpo de gloria al que también nos hemos referido.

Consideración final:

Espero que todo lo que aquí he escrito le pueda ser útil a alguien, pues para esto se escribió fundamentalmente. Advierto, no obstante, y para que nadie elucubre equivocadamente que, en lo referente a los estados de consciencia de los que he hablado yo soy una persona que no bebe alcohol y que jamás ha consumido drogas, además de que me considero una persona razonablemente normal, con un estado emocional bastante saludable, una profesión estable y una familia de la que me considero afortunado. Dicho esto cuento, de todos modos, con que mi ignorancia es aún muy grande, aunque en medio de ella y contando con ella he querido compartir lo que tan sólo se debe de tomar, y así quiero que se lean estas páginas, como apreciaciones personales de un simple aprendiz llevado por la intuición y el amor en el infinitamente rico  telar de la Vida. Que cada cual desde su interior añada, cambie, mejore o complete lo que mejor estime, entonces habré sido un peldaño más sobre el que otros asciendan, algo ciertamente muy deseable por mi parte.